Fiji:
perderse en el paraíso

Utilizar el término paraíso para un lugar suele sonar a tópico. Y suelo serlo a no ser que nos refiramos a las magníficas islas del Oceanía.

¿Qué hacer en un lugar tan bello? Una opción es no hacer absolutamente nada. Sus resorts delicados y lujosos son una invitación a la contemplación, a disfrutar de un cóctel, a un masaje reparador.

Pero hay otras opciones a cuál más exuberante.

Fiji tiene 300 islas, sinónimo de cientos de playas de arena blanca, palmeras y ricos arrecifes de coral. Es un paraíso tropical donde el snorkel y el buceo son difícilmente comparables.

Por mar, lo dicho, inigualables. ¿Y por aire? Trasladarse de isla a isla en hidroavión es una experiencia que no se olvida. Eliges la playa que deseas a ojo de pájaro y al cabo de unos minutos estás en ella bañándote como un pez.

Opciones hay muchas y bien variadas. Visitar las aldeas y convivir con sus gentes que te reciben con la ceremonia de kava que incluye la invitación a una bebida servida en cuencos de coco que tiene ligeras propiedades narcotizantes.

Otra interesante opción es ir en busca de sus festivales, como el de Suva, el Hibiscus Festival. Un espectáculo de color, de flores, de carrozas, de música y de puestos de comida tradicional.

Pero sobre todo, déjate tiempo para pasear por la arena, para dejar que las cálidas aguas acaricien tus piernas y para que tus ojos se pierdan ante el espectáculo que siempre hay junto a ti en Fiji.