Israel:
en Tierra Santa

Israel no es un país grande en extensión. Es un país grande en historia, grande en cultura grande en diversidad y grande en paisajes.

Tal vez sea el lugar del mundo donde se concentran más importantes hitos culturales en un espacio tan pequeño.

Jerusalén: concentración de espiritualidad. Seguramente la ciudad más venerada que existe. Transmite historia por todos sus poros. Las tres religiones monoteístas mayoritarias tienen allí algunos de sus más importantes lugares sagrados. Los cristianos, la Iglesia del Santo Sepulcro, lugar de entierro y resurrección de Jesucristo. Muy cerca, los musulmanes tienen la explanada de las mezquitas con la Cúpula de la Roca o la mezquita de Al-Aqsa. Y allí mismo permanecen los restos de una sinagoga, una sola pared con un profundo simbolismo para los judíos: el Muro de las Lamentaciones.

Nahalat Shiv ́a o Mea Sherim: concentración de peculiaridades. Estos dos barrios de Jerusalén son puro contraste. El primero, lleno de flores y restaurantes modernos. El segundo, el genuino barrio ultraortodoxo judío.

Nazaret, Judea, Belén: concentración de historia. Estas poblaciones tan importantes para el nacimiento del cristianismo son hoy visitas llenas de emociones.

Cesarea: concentración de vestigios. Espléndidas ruinas romanas junto el mar.

Desierto de Néguev: concentración de grandeza. Un desierto particularmente bello con rutas entre cañones de rocas verdaderamente cautivadoras.

Mar muerto: concentración de relax. Israel tiene estupendas playas, por ejemplo en la cosmopolita Tel Aviv. Pero para descansar-descansar, nada mejor que un coqueto hotel desde el que disfrutar de las sorprendentemente saladas y terapéuticas aguas.

Dicen que las vacaciones son sagradas. En Israel donde más.