Polinesia Francesa:
el paraíso soñado del Pacífico
	Nada con ballenas jorobadas en Rurutu.
Llega la noche, hoguera, música, danza: un banquete polinesio
Camina entre cascadas en el Valle Papenoo
¿Alguna vez has soñado con viajar a la Polinesia Francesa? Es normal. Es síntoma de que te gusta la belleza eterna, la naturaleza pura, el mar turquesa.
La naturaleza ha moldeado allí atolones, corales y lagunas que abrazan una biodiversidad generosa y pura.
Los cielos estrellados son un espectáculo para contemplar que invitan a los sueños más hermosos.
Paul Gauguin se enamoró y vivió en la Polinesia Francesa. Henri Matisse también se vio influido por la belleza de las islas del Pacífico y dejó un legado de casi cien obras coloridas y alegres.
No es extraño que también nosotros sintamos la atracción por ese enigmático archipiélago. Nos gusta la belleza, nos gusta la tranquilidad, nos gusta la exclusividad, nos gusta la aventura…
Bora Bora suena a exotismo. Lógico. Muestra una sinfonía de colores con montañas verdes de caprichosas formas que compiten con los mil azules del mar y el blanco excelso de las playas.
Tahití rezuma encanto volcánico. Con arenas de colores cambiantes y su cultura autóctona que se expresa en magnéticas danzas.
Moorea parece haber buscado la perfección. Allí está la fotografía perfecta, la playa perfecta, la montaña perfecta.
Y otras 115 islas tan seductoras como idílicas.
Polinesia Francesa es un gran viaje hacia la belleza eterna.
 
          Jordi Ferrer
 
          Población
311.683 hab
 
          Capital
Papeete
 
          Moneda
Franco de Pacífico
 
          Diferencia horaria
-12 hrs
 
          Idioma
Francés y tahitiano
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