Cuba:
cuando las vacaciones suenan

Hay quien dice que es un país lleno de contradicciones. Cuando viajas a Cuba las descubres, las aprecias, las entiendes y sobre todo las disfrutas.

Arquitectura colonial espléndida junto a edificios que requieren de una urgente restauración.

La música del son cubano que te acompaña a todas horas. Y también el silencio cuando recorres en bicicleta el valle de Viñales con sus campos de tabaco y sus mogotes, esas montañas redondeadas y enigmáticas.

Tomar un relajadamente un mojito y acabar bailando en el escenario de la Casa de la Trova de Trinidad.

Todo es posible. Todo es probable. Y lo mejor, muchas veces es inesperado.
Estarás en playas paradisiacas y de pronto recibirás la visita inesperada de unos delfines.

Contemplarás un edificio de arquitectura barroca española y al girar la cabeza verás otro con claro aroma a art nouveau europeo y un poco más allá te sorprenderá uno de claro estilo clásico francés. Art decó estadounidense y racionalismo soviético también desfilarán inesperadamente ante tus ojos.

Te alojarás en hoteles con el máximo lujo o lo harás en una casa señorial particular donde compartes un modesto vaso de ron con hierbabuena y canciones melancólicas balanceándote en una vieja mecedora.

Visitarás artesanales fincas donde se fabrican puros, fábricas de ron y cafetales donde el trabajo nunca se separa de la música.

Cuba suena a música caribeña y suena a relajación en todos los sentidos de la palabra. Un buen plan para unas vacaciones.