Namibia:
misterios escondidos delante de tus ojos

No importa el porqué. Importa que lo que tienes delante es distinto a todo lo que has visto hasta entonces.

Son los cielos más limpios del mundo. El mejor lugar para fotografiarlos de día pero sobre todo para sobrecogerse al anochecer con la bóveda celeste más luminosa ¿Por qué? ¿Acaso importa?

Es la Duna 45. Donde tal vez se produce el amanecer más bello del mundo ¿Es por sus 80 metros de altura? ¿Por su atmósfera pura? Tal vez, pero… ¿Importa?

Son los desiertos más fotogénicas del mundo. ¿Se debe a su altitud y latitud? ¿A su color? ¿A la inclinación de sus laderas? Pero… ¿En realidad importa?

Son los arenales de colores únicos en el planeta. Los científicos dicen que se debe a la oxidación del hierro y a los minerales que contiene la arena. Seguro que es así. No obstante a nosotros nos cautiva por otra razón.

Son los cañones del río Tsauchab cuyo cauce puede ser tumultuoso o un simple hilillo de agua rodeado de paredes de treinta metros. La razón es la lluvia intensa que tan pocas veces aparece. Sí. Sin embargo lo que importa es otra cosa.

Importa la belleza.

Una belleza única. Fascinante porque es genuina. Fruto de la naturaleza y del tiempo sin intervención alguna del elemento humano.

Y ahora vamos a permitirnos ponerle una exclusiva guinda. Esta vez sí, con un toque muy humano. Vamos a elegir, por ejemplo, el exótico Little Kulala con sus habitaciones de cristal para no perder detalle de un entorno tan espectacular. Y vamos a tomar una avioneta o un globo para cruzar el desierto Namib.

Vamos a Namibia a conectarnos con auténtica belleza natural. Y eso… Importa.