Autenticidad absoluta
Un país pequeño. Un país sin grandes recursos. Un país con una asombrosa capacidad de sorprender.
Es uno de los destinos menos visitados del planeta y no es porque le falten razones.
El tiempo, en Santo Tomé y Príncipe se detuvo hace cincuenta años. Desde entonces sobrevive con su riqueza natural intacta.
Plantaciones de cacao, haciendas coloniales
Fue el principal productor de cacao del mundo. Con la independencia en 1975, las plantaciones fueron abandonadas por los propietarios portugueses. Desde entonces viven una decadencia poética.
Algunas de esas plantaciones, allí llamadas roças, se han rehabilitado para acoger magníficos hoteles donde se cuida con primor la gastronomía y el producto de cercanía. En estas plantaciones/hotel se cultivan multitud de verduras, frutas y plantas que se sirven para sorprender a los paladares más exigentes.
Playas vírgenes que cautivan
Hay playas hermosas y otras sencillamente sublimes.
Es 100% aconsejable conducir hacia el sur de Santo Tomé recorriendo una playa tas otra, una aldea tras otra, entre una vegetación frondosa y salvaje. Al llegar al extremo sur hay que coger una barca y acercarse a la isla de Rolas donde no hay construcciones y las playas son completamente vírgenes. Hermosas e inolvidables.
Y en la isla de Príncipe… Una mayoritaria parte de la isla es el Parque Natural Obo, zona protegida. Lugar para excursiones de senderismo hasta cascadas y miradores muy bellos. Otra de las virtudes de Príncipe son sus playas, muchas de ellas sin construcciones alrededor y otras como parte de hoteles-boutique que garantizan una privacidad y un descanso inolvidables.
Como decíamos, es uno de los países menos visitados del mundo. Quizás por eso deberías visitarlo tú.
Rafa B