Una suite de lujo de más de cien metros cuadrados sobre el agua.
Un zaguán para relajarse, unas puestas de sol de escándalo, una mesa especial para cenas privadas, unas vistas para no olvidar.
¿Es eso suficiente para disfrutar de unas vacaciones soñadas en las Maldivas? No, me contó un buen amigo. El secreto de unas buenas vacaciones en las Maldivas es olvidarse de los zapatos. ¿Cómo,? dije ¿En serio? ¿Uno viaja miles de kilómetros, al otro lado del mundo, solo para descalzarse? Sí, aunque suene extraño.
Las Maldivas es un fabuloso país insular, perdido en las profundidades del Índico, donde es posible andar siempre descalzo, medio perdido en un paisaje de cine. Lo habitual es zambullirse en el agua, ante la mínima oportunidad, sin la obligada mirada a los pies. No hay necesidad de más protección. Tomar el sol, descansar, saltar y bailar en una fantástica villa sin atender al talón de Aquiles. Contemplar el horizonte desde una hamaca, con la uña desnuda, y pensar qué bonita es la vida. Soñar, con la libertad más absoluta.
Otra manera de tener los pies en el suelo
Hay otra manera de tener los pies en el suelo. Y en el resort Six Senses Laamu lo saben muy bien. Es un establecimiento que abrió en 2011, tras una larga experiencia acumulada en el luxury travel. La especialidad de la casa es el water-villa: es decir, bungalós construidos como una casa–balsa sobre la misma laguna del atolón. Cada villa dispone, con una superficie superior al centenar de metros cuadrados, de bañera-piscina de cristal con vistas al mar y un jardín acuático. No está nada mal.
El interior, construido con maderas nobles y materiales naturales, está pensado hasta el más mínimo detalle. Un atrio sirve de marco incomparable donde relajarse ante una puestas de sol únicas, y unas vistas imaginadas solo en los mejores sueños.
Para llegar a este paraíso es necesario tomar una pequeña avioneta de hélice desde Malé, la capital de las Maldivas, y disfrutar del país de Jauja, ya desde la misma ventanilla del aeroplano. Luego, un pequeño trayecto en lancha nos hincha los pulmones de felicidad. El Edén recibe al visitante. Nos podemos ya despojar de nuestro calzado.
Maldivas, una sinfonía de sensaciones
Otro de los grandes atractivos de este Índico es el spa, probablemente uno de los mejores del mundo. Allí uno se relaja a la vera de un mar tan azul como el horizonte, con los peces tropicales de colores que pueden observarse desde un suelo de cristal. Los tratamientos son diversos y acaban por convencer hasta al más reticente. Son “momentos Spa Six Senses”, emulando un antiguo anuncio de café soluble: una experiencia, que es toda una envidia para quien no la haya disfrutado. Una larga lista de masajes rejuvenecedores inspirados en la medicina natural ayurveda y una amplia oferta de terapias wellness que acaban por ser una inevitable tentación.
Entre las mejores propuestas del Spa cabe destacar el tratamiento Natural Sunburn Soother: una auténtica sinfonía de toallas frías y suaves que sirven de antídoto ante el sol intenso de las Maldivas. También vale la pena probar un masaje balinés en seco realizado por las manos mágicas de los terapeutas , o el tratamiento ayurveda Abhyanga que incluye un goteo de aceite caliente sobre la cabeza durante noventa minutos.
¿Y después de tanto mimo al cuerpo? Sin duda, no hay nada como un buen paseo, descalzos por supuesto, a lo largo de la playa. Qué bonito es disfrutar de la vida con los pies desnudos, sin ninguna preocupación a cuestas. Ni tan siquiera con la leve caricia de unas buenas zapatillas ¿no creen?
Jordi Ferrer